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Tic, tac", susurra Wiress. La guío hacia mí y hago que se tumbe, acariciándole el brazo para tranquilizarla. Se queda dormida, removiéndose inquieta, suspirando de vez en cuando. "Tic, tac". "Tic, tac", le digo en voz baja. "Es hora de irse a la cama. Tic, tac. A dormir.