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Incluso en un sentido personal, después de todo, el arte es una vida intensificada. El arte satisface más profundamente y agota más rápidamente. Graba en el semblante de su siervo las huellas de aventuras imaginarias e intelectuales, y aunque exteriormente haya existido en una tranquilidad de clausura, a la larga conduce a un exceso de rigidez, de refinamiento, de fatiga nerviosa y de sobreestimulación, como rara vez puede resultar de una vida de las pasiones y los placeres más extravagantes.