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Y abrumados por el recuerdo, ambos hombres se sumieron en el dolor. Príamo lloró libremente Por el hombre - matando a Héctor, palpitante, agachado Ante los pies de Aquiles mientras Aquiles lloraba él mismo, Ahora por su padre, ahora por Patroclo una vez más Y sus sollozos subían y bajaban por toda la casa.