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La gente habla de la valentía de los enfermos de cáncer, y yo no niego esa valentía. Me habían pinchado, apuñalado y envenenado durante años, y aun así seguí adelante. Pero no se equivoquen: en ese momento, me habría alegrado muchísimo de morir.
La gente habla de la valentía de los enfermos de cáncer, y yo no niego esa valentía. Me habían pinchado, apuñalado y envenenado durante años, y aun así seguí adelante. Pero no se equivoquen: en ese momento, me habría alegrado muchísimo de morir.