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  • Cada uno de vosotros tiene una vocación personal que Él os ha dado para vuestra propia alegría y santidad. Cuando una persona es conquistada por el fuego de su mirada, ningún sacrificio parece demasiado grande para seguirle y darle lo mejor de nosotros mismos. Esto es lo que han hecho siempre los santos, difundiendo la luz del Señor... y transformando el mundo en una casa acogedora para todos.