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Puedes llamarlo inocencia, o puedes llamarlo credulidad, pero Celia cometió el error más común de las personas de buen corazón: asumió que todos los demás eran como ella.
Puedes llamarlo inocencia, o puedes llamarlo credulidad, pero Celia cometió el error más común de las personas de buen corazón: asumió que todos los demás eran como ella.