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Al principio protesté y me rebelé contra la poesía. Estaba a punto de negar mis mundos poéticos. Estaba haciendo violencia a mis ilusiones con el análisis, la ciencia, y aprendiendo el lenguaje de Henry, entrando en el mundo de Henry. Quería destruir con violencia y animalismo mis tenues fantasías e ilusiones y mi hipersensibilidad. Una especie de suicidio. La ignominia me despertó. Entonces llegó June y respondió a las ansias de mi imaginación y me salvó. O tal vez ella me mató, pues ahora he iniciado el camino de la locura.