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Un hombre de la Guardia de la Noche vive su vida por el reino. No por un rey, ni por un señor, ni por el honor de una u otra casa, ni por el oro, ni por la gloria, ni por el amor de una mujer, sino por el reino y por todos sus habitantes. Un hombre de la Guardia de la Noche no toma esposa ni engendra hijos. Nuestra esposa es el deber. Nuestra amante es el honor. Y ustedes son los únicos hijos que conoceremos.