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¿De dónde salían todas las mujeres? La oferta era interminable. Cada una de ellas era individual, diferente. Sus coños eran diferentes, sus besos eran diferentes, sus pechos eran diferentes, pero ningún hombre podía bebérselas todas, había demasiadas, cruzando las piernas, volviendo locos a los hombres. ¡Qué festín!