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Había cosas en el mundo, cosas que los vampiros temían, y ahora estaban aquí. Apenas había salido unos segundos de un sueño muy ligero e irregular, pero sabía que las pesadillas la habían seguido sin esfuerzo hasta el mundo real. Los draug. No eran vampiros; eran otra cosa, algo que se movía por el agua, que se formaba a partir de ella, que arrastraba a los vampiros hacia una muerte lenta y horrible.