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Ninguna de las religiones que he conocido tiene sentido. Ninguna es coherente. La mayoría de los dioses son megalómanos y psicóticos paranoicos según la descripción de sus adoradores. No veo cómo podrían sobrevivir a su propia locura. Pero no es imposible que los seres humanos sean incapaces de interpretar un poder tan superior a ellos mismos. Quizá las religiones sean sombras retorcidas y pervertidas de la verdad. Tal vez existan fuerzas que dan forma al mundo. Yo mismo nunca he entendido por qué, en un universo tan vasto, un dios se preocuparía por algo tan trivial como la adoración o el destino humano.