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Nadie me necesita de verdad", dice, y no hay autocompasión en su voz... "Yo sí", le digo. "Yo te necesito". Parece disgustado, respira hondo como si fuera a empezar una larga discusión, y eso no es bueno, nada bueno, porque empezará a hablar de Prim y de mi madre y de todo y yo me quedaré confusa. Así que antes de que pueda hablar, detengo sus labios con un beso.