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  • No sé tú, pero yo tengo que dormir. Tuve una larga noche y estoy agotada". Ella también estaba bastante cansada. Pero al deslizar la mirada hacia el sofá de piel sintética, se dio cuenta de que nunca les cabría a los dos. Hunter le sonrió. "Tú coge el sofá, yo dormiré en el suelo". "¿Puedes hacerlo?" "He dormido en sitios peores". "Sí, pero ¿no necesitas un ataúd?

    Sherrilyn Kenyon (2007). “Night Pleasures”, p.52, Macmillan