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La vida de fe se vive día a día, y hay que vivirla, no siempre con ilusión, como si la vida "de verdad" estuviera a la vuelta de la esquina. Somos responsables del hoy. Dios sigue siendo el dueño del mañana.
La vida de fe se vive día a día, y hay que vivirla, no siempre con ilusión, como si la vida "de verdad" estuviera a la vuelta de la esquina. Somos responsables del hoy. Dios sigue siendo el dueño del mañana.