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  • Dirán que fumé cigarrillos y marihuana, que maldije ronca como un cuervo en todos mis idiomas y que amé la morfina y el Demerol y el tequila y el pulque, a las mujeres y a los hombres. Me encogeré de hombros ilusoriamente y responderé que soy una mujer de agua, no un barco, no algo que se pueda navegar o fletar. Soy, en cambio, el afluente, el río, la fuente fluida y el mar mismo. Soy todas sus lluviosas implicaciones. ¿Y qué sabes tú, con tu brújula oxidada, del amor?