-
El problema central de nuestra época no es el liberalismo o el modernismo, ni el viejo catolicismo romano o el nuevo catolicismo romano, ni la amenaza del comunismo, ni siquiera la amenaza del racionalismo y del consenso monolítico que nos rodea. Todo esto es peligroso, pero no es la amenaza principal. El verdadero problema es éste: la iglesia del Señor Jesucristo, individualmente, corporativamente, tendiendo a hacer la obra del Señor en el poder de la carne más que en el del Espíritu. El problema central está siempre en medio del pueblo de Dios, no en las circunstancias que lo rodean.