-
Puedes vivir toda una vida y, al final, saber más de los demás que de ti mismo. Aprendes a observar a los demás, pero nunca te observas a ti mismo porque luchas contra la soledad. Si lees un libro, o barajas una baraja de cartas, o cuidas de un perro, te estás evitando a ti mismo. Aborrecer la soledad es tan natural como querer vivir. Si fuera de otro modo, los hombres nunca se habrían molestado en hacer un alfabeto, ni en crear palabras a partir de lo que sólo eran sonidos de animales, ni en cruzar continentes, cada uno para ver cómo era el otro.