Os dejo para que os conozcáis. ¿Alguien acompaña a Leo a cenar cuando sea la hora?". "Yo me encargo", dijo una de las chicas. Nyssa, recordó Leo. Llevaba pantalones de camuflaje, una camiseta sin mangas que dejaba ver sus brazos musculosos y un pañuelo rojo sobre su melena oscura. Excepto por la tirita sonriente que llevaba en la barbilla, parecía una de esas heroínas de acción, como si en cualquier momento fuera a coger una ametralladora y empezar a acribillar malvados alienígenas. "Guay", dijo Leo. "Siempre quise una hermana que pudiera darme una paliza.