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Para mí, los pobres son como los bonsáis. Cuando plantas la mejor semilla del árbol más alto en una maceta de 15 centímetros de profundidad, obtienes una réplica perfecta del árbol más alto, pero sólo mide unos centímetros. No hay nada malo en la semilla que plantaste; sólo que la base de tierra que proporcionaste era inadecuada. Los pobres son gente de bonsái. Sus semillas no tienen nada de malo. Sólo que la sociedad nunca les dio una base para crecer.