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No podías revivir tu vida, saltándote las partes horribles, sin perder lo que hacía que valiera la pena. Tenías que aceptarla como un todo, como el mundo o la persona a la que amabas.
No podías revivir tu vida, saltándote las partes horribles, sin perder lo que hacía que valiera la pena. Tenías que aceptarla como un todo, como el mundo o la persona a la que amabas.