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  • Era una luz que brillaba sobre nuestros rostros, nuestras heridas y cicatrices. Era una luz tan brillante y blanca que podría haber sido emitida desde el cielo, y Brian y yo podríamos haber sido ángeles, disfrutando de ella. Pero no lo era, y nosotros tampoco.

    Scott Heim (1995). “Mysterious skin: a novel”, HarperCollins Publishers