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Si la vieras en esos momentos, podrías pensar que está recogiendo sus pensamientos para seguir adelante. Pero yo lo veo de otra manera: Su mente se ve abrumada por dos procesos que deben avanzar simultáneamente a toda máquina. Uno es ocuparse del mundo presente y vivir en él. El otro es reexperimentar y llorar algo que sucedió hace mucho tiempo. Es como si su ligereza la empujara hacia el cielo, pero la gravedad adicional que la rodea la mantuviera atada a la tierra.