-
Siempre supe que era un destino funesto, pero él creía de verdad que yo sería su novia. Supongo que nunca me había dado cuenta. Me había cogido de la mano y mirado mi rostro moteado y creía que nos casaríamos. Y no había parecido arrepentido. De hecho, me abrazó en un pasillo y me besó. Eso me hizo llorar.