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Adiós, adiós", dijo la golondrina, con el corazón encogido, mientras abandonaba los cálidos países para volar de regreso a Dinamarca. Allí tenía un nido sobre la ventana de una casa en la que vivía el escritor de cuentos de hadas. La golondrina cantaba "Pío, pío", y de su canto surgió toda la historia.