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El almacén de los cuentos de hadas, esa cámara azul donde yacen las historias a la espera de ser redescubiertas, encierra la promesa de esos encantos creativos, no sólo para sus propios personajes atrapados en sus propias tramas; ofrece metamorfosis mágicas a quien abre la puerta, a quien transmite lo que allí se encontró y a quienes escuchan lo que el narrador trae. La facultad de asombrarse, al igual que la curiosidad, puede hacer que las cosas sucedan; ya es hora de que los deseos tengan su merecido.