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La verdad es peligrosa. Derriba palacios y mata reyes. Despierta la ira de hombres apacibles y les ordena tomar las armas. Despierta viejos agravios y abre heridas olvidadas. Es la madre de la noche en vela y del día atormentado. Y, sin embargo, hay algo que es más peligroso que la Verdad. Aquellos que quieren silenciar la voz de la Verdad son mucho más destructivos. Es muy peligroso hablar la Verdad. A veces uno debe elegir callar o ser silenciado. Pero si una verdad no puede ser dicha, al menos debe ser conocida. Aunque no te atrevas a decir la verdad a los demás, nunca te mientas a ti mismo.