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Nunca tuve a nadie a quien pudiera llamar "Maestro". Ningún Cristo murió por mí. Ningún Buda me mostró el camino correcto. En lo más profundo de mis sueños no se me apareció ningún Apolo o Atenea para iluminar mi alma
Nunca tuve a nadie a quien pudiera llamar "Maestro". Ningún Cristo murió por mí. Ningún Buda me mostró el camino correcto. En lo más profundo de mis sueños no se me apareció ningún Apolo o Atenea para iluminar mi alma