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Qué tos tan maravillosamente excitante -dijo el hombrecito, bastante sorprendido-, ¿te importa si me uno a ti? Y a continuación lanzó un ataque de tos de lo más extraordinario y espectacular, que cogió a Arthur tan por sorpresa que empezó a ahogarse violentamente, descubrió que ya lo estaba haciendo y se confundió por completo.