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La primera regla de etiqueta que aprende un muchacho cuando está a punto de entrar en sociedad es que se debe cortesía a todas las mujeres. Ninguna provocación, por injusta y grosera que sea, puede validar a un hombre que no trata a una mujer con nada menos que la máxima cortesía". Los chicos estaban pendientes de cada una de sus palabras. Miró en su dirección. "He conocido a mujeres increíblemente desagradables, y nunca he faltado a este deber. Pero debo admitir que tu hermana puede ser mi perdición.