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  • Mi amigo Karl me contó una vez que había estado cuidando a un niño de cinco años que, sin saber lo suficiente como para que sus palabras tuvieran una inflexión irónica, dijo: "Quiero algo". No sabía lo que era. No "quiero caramelos", ni "una lata de Coca-Cola", ni "ver los Tweenies" o lo que sea que les guste ahora (a mí me gusta Bagpuss), sino "quiero algo". Creo que todos tenemos esa sensación. Y lo que hace la heroína cuando empiezas a tomarla es decirte qué es ese algo.

    Russell Brand (2008). “My Booky Wook”, p.168, Hachette UK