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  • Se tumbó boca arriba y paseó los dedos por las costillas, los saltó por el abdomen y aterrizó en los huesos de la pelvis. Los golpeó con los nudillos. [. . .] Puedo oír mis huesos, pensó. Los dedos subieron desde los huesos pélvicos hasta la cintura. El elástico de los calzoncillos apenas tocaba el centro de su abdomen. El puente está casi terminado, pensó. El elástico colgaba suelto alrededor de cada muslo. Más progresos. Juntó las rodillas y las levantó en el aire. Por mucho que las apretara, los muslos no se tocaban.