-
Cuando no estás bebiendo o consumiendo drogas o gastando mucho dinero en juguetes de lujo o disfrutando del brillo de la fama o trabajando todo el tiempo o comiéndote hasta la nevera, ser odioso y estar enfadado es un escudo muy útil contra la verdad. Te permite centrarte en los defectos de los demás y en todas las formas en que te han defraudado. Puedes lamentarte de cómo toda esa gente rota te sigue encontrando de alguna manera. Así no tienes que centrarte en lo que realmente importa: el duro trabajo de arreglar lo que está roto dentro de ti.