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--Levanté un pie del agua salobre, y las zapatillas de conejo estaban empapadas y caían patéticamente. Incluso los colmillos parecían desprovistos de encanto. "No te preocupes", le dije. "Alguien pagará por tu sufrimiento. Con creces. Con gritos". Sentí que debía repetirlo para la otra zapatilla, por si había algún mal rollo entre las dos. Uno nunca debe crear tensión entre su calzado. --POV es Myrnin, página 221