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Me ignoró, gracias a Dios, diciéndole a Kat: "Suelta la correa de Frosty. Le estás ahogando la vida". Sus ojos se entrecerraron hasta convertirse en pequeñas rendijas, señal inequívoca de su agresividad. "Se merece ahogarse. No mantuvo al pequeño Frosty en sus pantalones este verano". Las palabras chasquearon como un látigo. "Lo hizo. Cole respondió con una confianza inquebrantable. "No lo hizo." "Lo hizo." "¡No!" "Lo hizo"... "¡No, no, no!", gritó dando un pisotón. "¿Qué somos cinco?" Cole dijo. "Seis."