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  • La naturaleza repara sus estragos, pero no todos. Los árboles arrancados no vuelven a arraigar; las colinas partidas quedan marcadas; si hay un nuevo crecimiento, los árboles no son los mismos que los viejos, y las colinas bajo su verde vestidura llevan las marcas del pasado desgarro. Para los ojos que se han detenido en el pasado, no hay reparación completa.

    George Eliot (1860). “The Mill on the Floss”, p.312