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Profundamente en esa oscuridad, me quedé allí preguntándome, temiendo, dudando, soñando sueños que ningún mortal se atrevió a soñar antes; Pero el silencio era inquebrantable, y la quietud no daba señales, y la única palabra que se pronunció fue la palabra susurrada: "¿Lenore?". Esto susurré, y un eco murmuró la palabra, "¡Lenore!" - Sólo esto, y nada más