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  • Estas son algunas de las formas en que podemos practicar la humildad: Hablar lo menos posible de uno mismo. Ocuparse de sus propios asuntos. No querer ocuparse de los asuntos de los demás. Evitar la curiosidad. Aceptar alegremente las contradicciones y las correcciones. Pasar por alto los errores de los demás. Aceptar los insultos y las injurias. Aceptar el desprecio, el olvido y la antipatía. Ser amable y gentil incluso bajo provocación. No pisotear nunca la propia dignidad. Elegir siempre lo más difícil.