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Durante mucho tiempo, fue sólo mi secreto. Me quemaba por dentro y sentía que llevaba algo importante, algo que me hacía ser quien era y me diferenciaba de los demás. Lo llevaba conmigo a todas partes, y no había momento en que no fuera consciente de ello. Era como si estuviera totalmente despierta, como si pudiera sentir cada terminación nerviosa de mi cuerpo. A veces casi me dolía la piel de la fuerza, de lo fuerte que era. Como si todo mi cuerpo estuviera zumbando o algo así. Me sentía casi, no sé, noble, como un caballero medieval o algo así, llevando este amor secreto conmigo.