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Sin embargo, la mente tiene una capacidad asombrosa para seguir ocupándose de un problema por sí sola, de modo que cuando llega el "¡Eureka!" es tan misterioso como si hablara Dios.
Sin embargo, la mente tiene una capacidad asombrosa para seguir ocupándose de un problema por sí sola, de modo que cuando llega el "¡Eureka!" es tan misterioso como si hablara Dios.