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  • Debemos tomarnos nuestras frases en serio, lo que significa que debemos entenderlas filosóficamente, y lo extraño es que los pocos que lo hacen, que se las toman con total seriedad sobria, la total seriedad sobria de los sabios de derechas y los salvadores políticos, los dueños de pomeranias, son los mentirosos que quieren ser creídos, los novelistas y poetas, que saben que las criaturas que imaginan no tienen otro ser que las sílabas sonoras que el lector pronunciará en su propia cabeza cansada y distraída. No hay palabras mágicas. Decir las palabras es suficientemente mágico.