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Es decir, sí, puede que a veces nuestro destino esté fijado y sea inmutable, pero hay otras veces en las que su forma depende exclusivamente de las acciones que realizamos.
Es decir, sí, puede que a veces nuestro destino esté fijado y sea inmutable, pero hay otras veces en las que su forma depende exclusivamente de las acciones que realizamos.