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  • En algún lugar, en el largo camino que serpenteó a lo largo de esos cuatro años, la niña con su bolsita y sus zapatillas de baile se había escabullido y quedaba una mujer de afilados ojos verdes, que contaba peniques y dedicaba sus manos a muchas tareas serviles, una mujer a la que no le quedaba nada de los restos del naufragio excepto la indestructible tierra roja sobre la que estaba.

    Margaret Mitchell, Pat Conroy (2008). “Gone with the Wind”, p.680, Simon and Schuster