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  • La cosa fue -se encaró con ellos, y Harry se asombró al ver que sonreía- que con la abuela mordieron más de lo que podían masticar. Una viejecita bruja que vive sola, probablemente pensaron que no necesitaban enviar a nadie especialmente poderoso. De todos modos -rió Neville-, Dawlish sigue en San Mungo y la abuela está huyendo. Me envió una carta -se llevó una mano al bolsillo del pecho de la túnica- diciéndome que estaba orgullosa de mí, que soy el hijo de mis padres, y que siguiera así...".