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Cuando hablo en mi iglesia local, lo que intento hacer entre 35 y 40 veces al año, intento en cada lección tomar el texto del Antiguo Testamento o del Nuevo Testamento y aplicarlos a lo que me está sucediendo o cómo se aplica al público al que estoy enseñando en un mundo moderno, cambiante y tecnológico. Utilizo titulares, interreligiosos y ese tipo de cosas.