Autores:
  • Su nombre brotaba de mis labios en extrañas oraciones y alabanzas que yo misma no comprendía. Mis ojos se llenaban a menudo de lágrimas (no sabría decir por qué) y a veces un torrente de mi corazón parecía derramarse en mi pecho. Pensaba poco en el futuro. No sabía si alguna vez le hablaría o no o, si le hablaba, cómo podría contarle mi confusa adoración.

    James Joyce (2015). “Dubliners”, p.27, First Avenue Editions