Autores:
  • Así que dejé que mi vergüenza me poseyera, me matara, me convirtiera en mil escamas muertas, sabiendo que si me lo guardaba todo, ella nunca tendría que conocer la suciedad que siempre había dentro de mí: lo malo, lo feo, lo retorcido. Podría seguir viviendo su vida feliz, como se merecía.