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Lo que nos corresponde, emboscados como estamos en la belleza y la maravilla, es la alegría, el valor y el esfuerzo por realizar nuestras aspiraciones. ¿No debería el corazón que ha recibido tanto, confiar en el Poder por el que vive? ¿No puede renunciar a otras directrices y escuchar al Alma que lo ha guiado tan suavemente y le ha enseñado tanto, con la seguridad de que el futuro será digno del pasado?