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Si espera el momento ideal, nunca se pondrá en marcha; necesita un toque de locura para dar el siguiente paso. El guerrero utiliza ese toque de locura. Porque, tanto en el amor como en la guerra, es imposible preverlo todo.
Si espera el momento ideal, nunca se pondrá en marcha; necesita un toque de locura para dar el siguiente paso. El guerrero utiliza ese toque de locura. Porque, tanto en el amor como en la guerra, es imposible preverlo todo.