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Nuestro triunfo sobre el dolor no es que podamos evitarlo, sino que podemos soportarlo. Y ahí reside nuestra esperanza: en que nuestro espíritu nos haga más grandes que los problemas a los que nos enfrentamos.
Nuestro triunfo sobre el dolor no es que podamos evitarlo, sino que podemos soportarlo. Y ahí reside nuestra esperanza: en que nuestro espíritu nos haga más grandes que los problemas a los que nos enfrentamos.