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¿Un gusano de cuarenta pies?" murmuró Will a Jem mientras avanzaban por el jardín italiano, sin que sus botas -gracias a un par de runas sin sonido- hicieran ruido en la grava. "Piensa en el tamaño de los peces que podríamos pescar". Jem torció los labios. "No tiene gracia, ¿sabes?". "Lo es un poco.